Sterling es un pueblo común en New Hampshire donde nunca ocurre nada
-- hasta el día que su complacencia es hecha añicos por un acto de
violencia. Josie Cormier, la hija de la jueza que preside el caso, es la
mejor testigo con la que cuenta el estado, pero no puede recordar lo
que ha ocurrido delante de sus propios ojos ¿o sí?
A medida que
el juicio avanza, empiezan a hacerse visibles las grietas entre las
autoridades del colegio secundario y la comunidad adulta del lugar --
destruyendo los lazos más fuertes de familia y amistad. Diecinueve minutos
nos hace preguntarnos qué significa ser diferente en nuestra sociedad,
quién tiene el derecho de juzgar a otro y si las personas son lo que
realmente parecen ser.
MI OPINIÓN
Libro durísimo por lo que cuenta: los 19 minutos que un chico tarda en segar la vida de alumnos y profesores entrando armado en un instituto. Con regresiones en el tiempo va contando la historia que lleva a un chico en principio normal y corriente a tomar la decisión de acabar con la vida de los que desde pequeño le han acosado o se han posicionado con los acosadores y como lo lleva a cabo. Lo dramático del tema es que llega un momento en que puedes llegar a entender esa locura que termina invadiendo al protagonista, aunque nada lo justifique. La narradora de la historia, que es la hija de la fiscal y testigo de todo, parece tener cierta amnesia respecto a los hechos, pero poco a poco se va desvelando porqué a veces preferimos no recordar.
Una novela que trata sobre el bulling en el colegio y la facilidad del acceso a las armas en EE UU que genera grandes dramas periódicamente en ese país donde parece imposible limitar el "Derecho constitucional" a su posesión y uso.
⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐✪✪
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