446 páginas
(15 junio 2021)
Asesinatos rituales. Magia y chamanismo. Dos mujeres separadas por dieciséis mil años y unidas por las pinturas rupestres de Altamira. Los cadáveres de varios arqueólogos han sido encontrados en el interior de cuevas brutalmente mutilados. Las pinturas rupestres de esas cavernas han sido destruidas, y los sucesos tienen desconcertadas a las autoridades. Mientras tanto, Miren, una joven estudiante de Bellas Artes, consigue su sueño al incorporarse al equipo que se dispone a realizar la réplica de las pinturas de Altamira, sin sospechar que su vida cambiará para siempre al verse involucrada en una siniestra trama ideada por una organización de fanáticos religiosos. Al tiempo que sus manos se manchan de ocre y carbón reproduciendo las sobrecogedoras pinturas de Altamira, algo extraordinario sucede. Pero es tan asombroso, que únicamente quienes crean en la magia lo aceptarán. Solo quienes aún no hayan perdido la capacidad de asombrarse admitirán la posibilidad de la amistad de dos mujeres separadas por dieciséis mil años de distancia. Pero cuando conozcas a Aia, comprenderás que el tiempo no es obstáculo para una mujer chamán. Sin embargo, lo más extraordinario es que cuando habíamos leído el final, en realidad estábamos en el principio. Y eso lo descubrirá años después Alaia, la hija de Miren. «Los capítulos de la Altamira paleolítica son tan fidedignos que perfectamente podrían ser reales; sus personajes, acciones y conversaciones ilustran la vida en aquel tiempo.» Pilar Fatás. Directora del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira.
MI OPINIÓN
El relato tiene dos líneas temporales separadas por 16.000 años: en la primera una niña sufre en el paleolítico el "machismo" de su tribu, el hombre caza y la mujer cocina y tiene hijos, pero Aia es diferente, no se conforma y eso desata muchos odios, se odia lo que se teme y lo que se envidia. Toda esta trama recuerda bastante a Ayla en El clan del oso cavernario y la saga Hijos de la Tierra. Por otra parte en la actualidad tenemos a Miren con un pasado marcado por su relación con el déspota de su padre que poco a poco nos va desvelando los verdaderos orígenes familiares que no son muy honorables. Entre ambas surge una conexión a través de los sueños que les resulta complicado entender pero que tira de ellas hacia la cueva de Altamira. Precisamente ahí ha sucedido un crímen y Miren no puede resistirse a la llamada de la cueva que se está rehabilitando y duplicando en un futuro museo con una réplica exacta para su conservación. Entonces descubre que su padre forma parte de un grupo que intenta destruir la cueva y evitar cualquier posibilidad de réplica. Así que asistimos a varias tramas paralelas que se van juntando a base de conexiones, algunas un tanto inexplicables, pero que le dan un punto de suspense. Para mí lo mejor es la narración en la prehistoria, me ha recordado tanto a Ayla...la parte del suspense me parece que flojea un poco, es muy superficial, los asesinatos se quedan en una simple lista y algunas cosas me "chirrían un poco", no obstante, sólo ir desvelando lo que le sucede a Aia me parece razón más que suficiente para la lectura de esta novela. Un detalle fundamental de todo el libro es dejar claro que la historia siempre la escribieron los hombres y aunque hubo algunas adelantadas a su época que rompieron todas las normas y destacaron en sus ámbitos de actuación pocas veces quedaron recogidas en esa "historia". Que lo que sucedió en la prehistoria son teorías que no se pueden contrastar al cien por cien y que dichas teorías han sido siempre emitidas por hombres ¿porqué una mujer no puede novelar sobre lo que pudo haber ocurrido entonces? Así, el libro recoge una reivindicación feminista sin agredir al género masculino en general, sino solamente a aquellos retrógrados que se niegan a ver a la mujer como su igual y a todos aquellos que no aceptan el libre pensamiento y la libertad de ideas y decisión de cada uno. Le pongo un 7,5 pero no tengo forma de poner medias estrellas.
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