480 páginas
(1 septiembre 2021)
Con la misma intensidad con la que ha cautivado a 27 millones de lectores en todo el mundo la autora de La chica del tren, Paula Hawkins, ofrece un thriller sobre las heridas que provocan los secretos ocultados.
MI OPINIÓN
El título A fuego lento tiene todo el sentido: Slow fire en inglés se refiere a cómo el papel se degrada con el tiempo por la acidificación. El ácido procede del mismo papel [una especie de autodestrucción]. La investigación de una muerte es la excusa para contarnos la vida de tres mujeres marginadas desde que algo las marcó en su pasado, unos traumas que no han sabido afrontar y que te hace desconfiar de las tres. Unos traumas que son los que las están consumiendo a fuego lento. Ha habido un momento que hasta he desconfiado de mi memoria y de lo que estaba leyendo, al saltar de una a otra pierdes la capacidad de centrar tus sospechas en una en concreto y se puede perder el hilo si no estás centrado en la lectura. El caso de Laura es especial, pese a su complejidad llegas a empatizar con ella, con sus capacidades limitades no deja de ser buena y querer ayudar a los que ve desvalidos como ella por eso no quieres dudar de ella. El libro va tejiendo una red de conexiones entre los personajes que se van desvelando poco a poco, el problema es la capacidad de la vecina de Ángela de recordar cosas e igualmente Carla tiene lagunas, todo ello siembra la semilla de la duda sobre el autor o autores del crímen, abriendo la sospecha también de que la muerte de Ángela no fue accidental. Es preferible leerlo lo más seguido posible porque entre los saltos de personaje en los capítulos y los trozos intercalados como reproducciones de un libro que terminan siendo las vivencias reales de uno de los personajes hay que estar muy pendiente.
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