212 páginas
(1 de julio de 2019)
Todo aquel que haya pisado la tierra sobre la falla de San Andrés sabrá que se trata de un lugar en donde flotan partículas que le ponen a uno los pelos de punta. Y en donde a veces, desaparecen personas para siempre.
Oak Mansion, San Francisco, 1906.
Isabell Jenkins no lo va a tolerar: se niega a ser una espectadora de su vida. Tras la enésima discusión con su padre, un duro hombre de negocios, y ante la pasividad del resto de su familia, huirá lejos de su hogar en busca del futuro que siempre soñó.
Bahía de San Francisco, 2010.
Sarah Fresno es bibliotecaria, vive sola y ha aprendido que solo necesita un buen libro y una taza de té para ser feliz. Pero cuando conozca la historia de Isabell Jenkins, todo su mundo estallará en mil pedazos y la obligará a salir de su caparazón.
Oak Mansion, San Francisco, 1906.
Isabell Jenkins no lo va a tolerar: se niega a ser una espectadora de su vida. Tras la enésima discusión con su padre, un duro hombre de negocios, y ante la pasividad del resto de su familia, huirá lejos de su hogar en busca del futuro que siempre soñó.
Bahía de San Francisco, 2010.
Sarah Fresno es bibliotecaria, vive sola y ha aprendido que solo necesita un buen libro y una taza de té para ser feliz. Pero cuando conozca la historia de Isabell Jenkins, todo su mundo estallará en mil pedazos y la obligará a salir de su caparazón.
MI OPINIÓN
Bonita novela que se lee en un suspiro y te engancha desde el principio. Un viaje mágico en el tiempo en los días previos al terremoto que asoló San Francisco de la mano de Isabella, Lucas y Sarah. Una fusión entre dos épocas y la necesidad de hacer las cosas bien. Donde una mujer reclama su lugar fuera de lo establecido en su época y otra de gran corazón ayuda sin pedir nada a cambio y obteniéndolo todo al final.
Una novela que te llena de paz, te deja un gusto dulce en la boca. Tal y como me pasó con los otros dos libros que había leído de la autora: Las hojas de Julia y La foto de Nora, el ambiente te envuelve y te atrapa. Me ha encantado.
⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐❂❂
Bonita novela que se lee en un suspiro y te engancha desde el principio. Un viaje mágico en el tiempo en los días previos al terremoto que asoló San Francisco de la mano de Isabella, Lucas y Sarah. Una fusión entre dos épocas y la necesidad de hacer las cosas bien. Donde una mujer reclama su lugar fuera de lo establecido en su época y otra de gran corazón ayuda sin pedir nada a cambio y obteniéndolo todo al final.
Una novela que te llena de paz, te deja un gusto dulce en la boca. Tal y como me pasó con los otros dos libros que había leído de la autora: Las hojas de Julia y La foto de Nora, el ambiente te envuelve y te atrapa. Me ha encantado.
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