(Mayo 2017)
El pasado duerme detrás de aquella puerta que nunca abrimos.
16 de julio de 1936, Islas Canarias. Un asesinato desencadena el golpe de Estado de Franco y el inicio de la Guerra Civil española.
20 de julio de 1969, Rabat, Marruecos. Una familia celebra el aterrizaje en la Luna en el jardín de una antigua mansión. Un asesinato tendrá lugar esa misma noche, destrozando el destino de la familia.
Madrid, época actual. Helena Guerrero es una artista de renombre internacional, conocida por las sombras que invaden sus cuadros y que, aparentemente, reflejan un misterio de su pasado que nadie ha sabido nunca explicar.
Ahora, después de muchos años viviendo en el extranjero, en Adelaida, Australia, tres sucesos conspiran para traerla de vuelta a Madrid, tres episodios que reconfigurarán su pasado y su futuro: una terapia psicológica llamada «constelación», una boda en su familia y un correo electrónico de su distanciado cuñado le darán las pistas para descubrir qué sucedió realmente con su hermana Alicia, en 1969.
Junto con Carlos, su pareja actual, Helena irá en búsqueda de respuestas a las terribles preguntas que la han acechado durante toda su vida. Viajará a Rabat, a la antigua mansión de su familia, La Mora, y se adentrará de nuevo en los frondosos jardines que han resguardado, durante años, con recelo, un oscuro y silencioso secreto familiar, el mismo secreto que parecía hablar, desde hace mucho tiempo, a través del color y de las sombras de sus cuadros.
MI OPINIÓN
La novela cuenta dos historias: la actual protagonizada por Helena y la de sus padres en la época alrededor de la Guerra Civil y luego en 1969 cuando el hombre iba a pisar la luna. Entre medias se van intercalando la apertura de unas cajas que van revelando también momentos de aquella época pasada. El libro empieza más bien lento y tampoco el carácter de la protagonista te hace empatizar demasiado con ella. Desde el principio se intuye que hubo algo alrededor de la muerte de su hermana y que hay que descubrir, pero al cuarenta por ciento de la novela aún no se ha desvelado el camino que va a seguir la trama. A partir de ahí es cuando me ha gustado la novela, cuando las tramas han ido cobrando sentido y se ha ido desenmarañando todos los hilos, cuando he podido empatizar con la protagonista y, sobre todo, adorar a Carlos, que gran compañero de viaje tiene la suerte de disfrutar Helena. Además la vida en La Mora, las vivencias de Goyo en la inteligencia franquista y más cosas que no conviene develar, plantean grandes giros en la trama a la vez que nos lleva a conocer mejor una parte de la Historia de España. Me costó entrar en la novela pero luego no la quería abandonar.
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