(Diciembre 2018)
Esta es una historia diferente en la que Germán Cortés camina por ella, a veces de puntillas, de la mano de Cervantes, Shakespeare, algún lord inglés de la época, e incluso junto al mismísimo Gabriel de Borbón. Pero no es un viaje en el tiempo ni nada parecido, Germán sigue con los pies asentados en el siglo XXI cuando le toca investigar el asesinato de dos frailes agustinos, uno en el Monasterio del Escorial, y otro en la Biblioteca Británica.
Desde el momento en el que interrumpen sus vacaciones, el comisario y su inseparable Isabel, dedican todas sus energías a descubrir qué cerebro maquiavélico es el que ha perpetrado esas muertes, que no son las únicas que descubrirán a lo largo de la investigación.
Ayudado por sus fieles amigos consigue reducir poco a poco el círculo de sospechosos, descubriendo por el camino un secreto que puede hacer cambiar el curso de nuestro país.
MI OPINIÓN
Al empezar la lectura te das cuenta de que este libro pertenece a una serie y aunque es autoconclusivo da por sabidas cosas que en mi caso no sé pues es primer libro que leo de esta autora. Hay relaciones entre sus ayudantes que están de vacaciones que no me han quedado muy claras, ya que unas veces se refiere a ellos por su nombre y otras por el apodo. Esto no es muy importante pero si un poco molesto. Respecto a la novela en sí, me recuerda a Agatha Christie por la longitud, el tipo de historia y como lo cuenta. No da demasiados rodeos, plantea los asesinatos y luego el investigador va atando cabos y resolviéndolo ante todos con una gran puesta en escena como Hércules Poirot. En mi caso no me ha sorprendido conocer al asesino, me resultó previsible aunque no podía sospechar las causas. La lectura nos lleva a menudo a lugares desconocidos y alimenta nuestros sueños de viajar a sitios maravillosos, en otras ocasiones, nuestro conocimiento de los lugares donde se desarrolla la acción nos implican más en la trama. Esta segunda opción es lo que me ha ocurrido, al situar los crímenes en el Monasterio del Escorial me apetecía su lectura, ya que veraneo a pocos kilometros de allí y lo he visitado en varias ocasiones, la novela me ha aportado datos curiosos que seguro investigaré cuando vuelva. Por lo demás es una novela de misterio para todos los públicos que se lee con facilidad, aunque a veces me ha resultado un poco simple en su narrativa. Se van alternando capítulos en el pasado con los del presente para contar dos historias diferentes, pero la antigua es la base y explicación de la actual. A su favor: me ha descubierto dos personajes históricos que me eran totalmente desconcidos, el infante Gabriel y el Padre Soler y también me ha hecho mirar con otros ojos el propio Monasterio.
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"Entre otras muchas, en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial podrás desentrañar la leyenda que rodea al "ladrillo de oro" ¿Aceptas el reto? Cuando el sol se posa en las torres del Monasterio de El Escorial, algunos sillares desprenden un fuerte brillo dorado. Al observar el edificio en la distancia, da la sensación de que hay ladrillos fabricados con oro. A este fenómeno le acompaña una leyenda…
El embajador de Francia preguntó en una ocasión a Felipe II si era tan fácil empezar una obra tan grande como acabarla, o si por falta de medios se quedaría como tantas otras sin terminar. En respuesta, al terminar el edificio, el rey mandó colocar un ladrillo de oro en la torre central y otros dos en las torres laterales que se ven desde la entrada del Patio de Reyes. ¿Podrías localizarlos?
Pues… sin ánimo de romper el encanto de la leyenda, hemos de decirte que en realidad lo que produce el brillo es la tapa de bronce dorado de las cajas que guardan reliquias de Santos, entre ellas las de Santa Bárbara, que se ubicaron en una de las torres para proteger el recinto de las tormentas. Como ves: “No es oro, todo lo que reluce”" http://turismomadrid.es/es/para-ti/en-familia/10984-busca-el-ladrillo-de-oro.html
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